miércoles, 12 de noviembre de 2008

Reflexión: Creador de Sueños

Una vez un niño pequeño fue a la escuela. Era bastante pequeño y la escuela muy grande, pero cuando el niño pequeño descubrió que podía entrar a su salón desde la puerta que daba al exterior se puso feliz y la escuela no le parecía tan grande.

Una mañana la maestra le dijo:" Hoy vamos a hacer un dibujo", qué bien pensó el pequeño. Le gustaba hacer dibujos y podía hacerlos de muchas clases: leones, tigres, pollos, trenes, barcos. Sacó su caja de crayolas y empezó a dibujar. Pero la maestra dijo: esperen, aún no es tiempo de empezar Y esperó a que todos estuvieran listos. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores. Qué bien, pensó el niño, le gustaba hacer flores y empezó a hacer flores muy bellas con sus crayolas rojas, naranjas y azules. Pero la maestra dijo: Yo les enseñaré cómo, esperen. Y mostró en una cartulina el dibujo de una rosa roja con el tallo verde. Pueden empezar. El niño miró la flor que había hecho la maestra y luego vio la que él había pintado. Le gustaba más la suya, pero no lo dijo. Sólo volteó la hoja e hizo una flor como la de la maestra: era roja con el tallo verde.

Otro día la maestra dijo: Hoy vamos a hacer trabajos con plastilina. Qué bien, pensó el pequeño. Le gustaba la plastilina podía hacer toda clase de cosas con ella: víboras, hombres de nieve, ratones, carros, camiones y empezó a estirar y revolver su bola de plastilina. Pero la maestra dijo: Esperen, aún no es tiempo de empezar. Y esperó hasta que todos estuvieron listos. Ahora, dijo la maestra, vamos a hacer un plato. Qué bien, pensó el pequeño. Le gustaba hacer platos y comenzó a hacerlos de todas las formas y tamaños. Entonces la maestra dijo: Esperen, yo les enseñaré cómo. Y les mostró como hacer un solo plato hondo. Ahora ya pueden empezar. El pequeño miró el plato que había hecho la maestra, luego vio el que él había formado. Le gustaba más el suyo, pero no lo dijo. Amasó una vez más la plastilina e hizo un plato como el de la maestra. Muy pronto el pequeño aprendió a esperar, a ver y a hacer cosas iguales a las de la maestra y no hacía más cosas de su propia creación.

Luego sucedió que el pequeño y su familia se mudaron a otra casa, en otra ciudad y el pequeño tuvo que ir a otra escuela. Esta escuela era más grande que la primera y no había puerta exterior para ingresar al salón. El primer día la maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Muy bien pensó el pequeño y esperó a que la maestra diera la orden. Pero ella no dijo nada sólo caminaba por el salón. Cuando llegó donde el pequeño, le dijo ¿No quieres hacer un dibujo? No sé, hasta que tú no lo hagas. Y la maestra le dijo. Si todos hicieran el mismo dibujo y usaran los mismos colores como sabría quien hizo cada dibujo? No sé, contestó el niño, Y empezó a hacer una flor roja con el tallo verde.

Esta historia es un reflejo de cómo se comportan los niños ante el tipo de estimulación que se les da para que realicen las actividades, niños robotizados, donde se hace solo y tal cual es, el objeto que el docente expone, con la perfección y los detalle que esté presente, para enseñar al niño. Hay situaciones donde el estudiante debe expresar el concepto que tiene ante un objeto, ya que, es el medio de comunicar su conformidad o inconformidad con su mundo exterior e interior, la manera de aprender de los errores, de plasmar su mundo con los colores que desea y recortarlo como sabe, y así, poder conocer que le impacienta o no a ese niño, de igual forma, se le desarrolla la capacidad de pensar, de ser creativo, de ser una persona que puede dar soluciones ante los problemas que se le presenten y pueda generar ideas, de sentirse que es inteligente, que su opinión cuenta y se le respeta así como ellos respetan la de los demás, y no convertirlos en niños sumisos, incapaces de solucionar problemas, esperando que otros tomen la iniciativa, de no dar una opinión así sepan la respuesta, esto debido a que su estructura mental fue programada solo para recibir órdenes. Cuando al niño se les permite formarse en un ambiente donde se produce una estimulación recíproca, se promueve un entorno agradable y ve el estudio como algo grato y no desagradable, ayudando al niño a ser, decididos, asertivos, dedicados, espontáneo, creativo, con la capacidad de solucionar problemas y lo más importante, se va formando en su autoestima.

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