viernes, 7 de noviembre de 2008

Las Creencias una Fuerza Poderosa en Nuestra Conducta

Una creencia es el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. Es una afirmación personal que consideramos verdadera. A través de nuestro sistema de creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo de mundo, al que estamos profundamente vinculados. Al cuestionar una de nuestras creencias puede desestabilizar todo el sistema, por que puede afectar aquellas otras que se derivan o están relacionadas con ella. Esta es la razón por la que somos muy reacios, en muchas ocasiones, a modificar alguna de nuestras creencias.

Las creencias se forman a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales en el transcurrir de la vida. Cuando una creencia se instala en nosotros de forma sólida y consistente, nuestra mente elimina o no tiene en cuenta las experiencias que no se ajustan a ella, llegan a ser, una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. Es bien sabido que si alguien realmente cree que puede hacer algo, lo hará, y si cree que es imposible hacerlo, ningún esfuerzo por grande que éste sea logrará convencerlo de que se puede realizar. Todos tenemos creencias que nos sirven como recursos para surgir y también creencias que nos limitan. Nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, creatividad, la manera en que nos relacionamos y nuestro grado de felicidad y de éxito.

Las creencias se han ido formando, materializando y ocupando un espacio, dentro de nuestros conceptos más arraigados. Surgen a partir de lo que nos han dicho, hemos visto y vivido, son lo que creemos tener y ser, pero que vienen más de otras personas, educadores, padres, experiencias de nuestros padres, por los medios de comunicación o en el momento que algo nos ha sucedido muy fuerte y se ha producido una impregnación en nuestro consciente o en nuestro inconsciente y que están teniendo una repercusión extraordinaria en nuestras vida, y es difícil transformarlas.

Las creencias, pueden ser:
Externas, cuando se originan en definiciones dadas por la gente para la comprensión de ciertos fenómenos.
Internas, cuando surgen del propio pensamiento y convicciones de la persona.

Pueden hacer una persona:
Potenciadoras. Cuando nos ayudan e incrementan la confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades, permitiéndonos afrontar con éxito situaciones complejas.
Limitantes. Cuando nos restan energía y nos inhabilitan para afrontar determinadas situaciones.
En gran medida las creencias son procesos inconscientes de pensamiento organizado. Y por ser principalmente inconscientes, resultan difíciles de identificar.

Para conseguir un pleno control de nuestra vida, debemos conocer cuáles son nuestras creencias esenciales, cambiar aquellas que nos están limitando y resolver los conflictos que pueden existir entre distintas creencias.

Para el racionalismo, la creencia es la evidencia de principios innatos.

Para el empirismo, la creencia es la “adhesión” a la vivacidad de las impresiones sensibles.

“La creencia no es más que una idea que es diferente de una ficción, no por su naturaleza, o por el orden de sus partes, sino por la manera de ser concebida”.

En la creencia el carácter hereditario, es como un “a priori acumulativo”.

“Las creencias están en el ser nos potencia o nos limita, nos tiene y nos sostiene”.

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